Se avecinan las elecciones, en cuatro días sabremos la decisión de la mayoría de los venezolanos. En ese momento debemos ser objetivos y aceptar la victoria o la derrota, dependiendo del caso. En ese momento Venezuela seguirá el mismo modelo político de los últimos 14 años o comenzara un nuevo proceso repleto de cambios, que muchos esperan sean beneficiosos para todos los venezolanos.
En este momento coyuntural de la historia de Venezuela persiste la polarización, se incrementa la radicalización y lamentablemente se incrementa también la violencia verbal y física por motivos meramente políticos. Es lamentable ver como ambos candidatos se insultan, se burlan y se acusan entre si. Es lamentable ver como amigos y familiares se faltan el respeto, se enfrentan y hasta se separan por defender sus ideales. Es lamentable ver la manera vulgar, populista, soez, ignorante y retrograda que tienen los candidatos de comunicarse con el pueblo; al pensar en los motivos que sustentan este tipo de discurso, al tratar de entender por qué lo hacen, inmediatamente pienso en que estos personajes no están solos, tras estos dos hombres existen equipos de asesores especializados, quienes finalmente son los que redactan, recomiendan y avalan cada una de las acciones o discursos de los candidatos a lo largo de la campaña electoral.
La “espontaneidad” de los candidatos no es tal, por más que lo parezca, ambos se apegan a listas de palabras claves que repiten, modificando el orden o usando sinónimos para disimular un poco. Los asesores de los que hablo son personas que andan por todo el mundo trabajando para toda clase de políticos y de regímenes, puesto que ellos no funcionan en base a ideales políticos sino en base al ideal básico del capitalismo mundial, que no es más que; el dinero. Son personas que desarrollan o dirigen estudios de la audiencia, en este caso los votantes, para ello han de tomar en cuenta muchísimas variables, que van desde lo social hasta lo personal, pasando por lo económico, lo político, lo cultural, etc. El fin de dichos estudios es saber cuáles son los intereses de esos grupos de personas con el fin de generar un discurso con el cual dichos grupos se sientan identificados.
Así pues la forma en la que los candidatos hablan, el contenido de su discurso, sus promesas, como se refieren al oponente, en fin, todas sus acciones, han sido cuidadosamente diseñadas por expertos para que nos guste o para que nos sintamos identificados. Repito, estas cosas no son espontaneas, todo se basa en los paradigmas mundiales de publicidad y mercadeo, en este contexto ellos dejan de ser personas y se convierten en mercancía.
A pesar de que no es lo mismo apoyar a un candidato presidencial que apoyar a un equipo de Fútbol o de Baseball, ambas situaciones son manejadas y percibidas de la misma manera. Desde hace bastante tiempo la discusión política en Venezuela se maneja de la misma forma que se apoya al Caracas o al Magallanes, con “pasión” con “el corazón” y no con la razón. Lo asesores han hecho bien su trabajo, han merecido los millones de dólares que les han pagado por “acercar” los candidatos a su pueblo.
Ahora que hemos puesto en el tapete el hecho de que TODOS somos manipulables y todos estamos de hecho manipulados, en mayor o menor medida; Es hora entonces de dejar a un lado el discurso recurrente y obsoleto para dar paso a un análisis de los hechos. Nicolas Maduro ha pasado por diferentes cargos dentro de la administración pública desde 1999 hasta la actualidad, es decir ha sido participe de la política desarrollada por el chavismo desde el principio. Además fue parte del entorno más directo del fallecido presidente, siempre estuvo a su lado, llegando a ser su mano derecha (¿o debería decir izquierda?). Así pues, el ahora presidente encargado de Venezuela y candidato presidencial tuvo voz y voto en la toma de decisiones de las cuales vivimos las consecuencias hoy en día. Fue coparticipe en la creación de las misiones sociales, en las relaciones y alianzas internacionales, proyectos de presupuesto, en las directrices económicas, etc.
Nicolas Maduro es corresponsable directo de la situación actual del país, la cual dependiendo de la óptica de cada individuo puede ser evaluada de muy diversas maneras. Debemos reconocer (como siempre) los logros del gobierno de Chávez, eso nunca ha estado en duda, se reconoce su relevancia, su utilidad y su impacto social. Sin embargo al hacer un balance es imposible que los logros de este gobierno en 14 años sean más que sus desaciertos. Mi idea nunca ha sido desacreditar a este gobierno negando sus logros, mi idea es enfatizar que a pesar de haber hecho muchas cosas beneficiosas para la sociedad y sobre todo para los más pobres, el desempeño en términos generales ha sido deficiente y el balance es negativo.
A Venezuela han ingresado en estos 14 años aproximadamente 697.000.000.000$ (seis cientos noventa y siete mil millones de dólares), siendo la época en la que ha entrado más dinero al país durante toda su historia, simultáneamente ocurrió algo increíble para dicho contexto; la deuda externa aumento aproximadamente 3 veces, básicamente nos endeudamos para obtener efectivo a cambio de petróleo barato a largo plazo. Tratando de entender este fenómeno tan atípico con tan altos ingresos, podemos identificar algunas causas posibles, la primera es que hubo una inversión social mayor que en otras épocas (muy bien), tambien se incrementó la demanda de bienes y servicios y la mayoría de dichos bienes y servicios no fueron producidos en el país, con lo cual debieron ser importados. Es en este punto donde aparece otra complicación; el control cambiario. El control cambiario favorece la inflación y elimina la posibilidad de competencia entre los bienes y servicios nacionales en comparación con los importados.
En síntesis el gobierno y sus políticas económicas sacaron de la competencia los productos nacionales en favor de los importados. Este hecho me recuerda gran parte del clásico de la literatura latinoamericana “Las Venas Abiertas de América Latina”, donde se observa el funcionamiento del modelo colonialista y sus consecuencias, en dicho modelo, los países “en vías de desarrollo” venden materias primas a los países industrializados y estos últimos venden a los primeros productos confeccionados. En este modelo, la ganancia se queda en el país manufacturero. Podemos entonces observar una contradicción más del modelo chavista, el cual por autoproclama (¿o quizas retórica?) es socialista y no precisamente en el sentido clásico del concepto, sino mas bien en el moderno sentido del socialismo del siglo XXI, cuya principal falencia es precisamente estar basado en “la economía de valores”, concepto que a su vez no ha sido detallado ni desarrollado a fondo por los teóricos del mencionado modelo. Es decir el presidente Chávez embarco al país en un proyecto de transición al socialismo de forma improvisada (tipico de este regimen), ya que, entre otras causas, no existe un marco teórico solido que determine las acciones y la dirección de dicho proyecto, asi pues lo que Chávez pretendía instaurar en Venezuela, una especie de interpretación de los postulados de Dietrich (1996) los cuales inevitablemente fueron sazonados con la ineficiencia y la corrupción de la vieja política venezolana. Ese “socialismo” que con fervor defienden los seguidores de Chávez, es en sí mismo una contradicción, tomando en cuenta que potenció el modelo colonial y que cada centavo destinado a la inversión social en el país proviene de las economías más capitalistas, neoliberales y depredadoras del mundo y no de ningún BRP o BRPP (bloque regional de poder o de poder popular), como postula el socialismo del siglo XXI.
Más allá de los retorcidos (y para muchos incomprensibles) aspectos teóricos, económicos y políticos de la situación debemos seguir analizando los hechos. Para nadie es un secreto la ineficiencia que caracteriza la administración pública venezolana, es un hecho inaudito para algunos y necesario (y tristemente normal) para otros. Aunado a esa ineficiencia tenemos uno de los gobiernos más corruptos del mundo, asi que al resolver la suma:
Ineficiencia + Ignorancia + Corrupción = Desabastecimiento + Violencia + Inseguridad + Inflación + Impunidad + Devaluación + Fallas Electricas + Carencia de Infraestructura + …… N
Se han generado muchas excusas a lo largo de estos 14 años para justificar los lamentables hechos que acabamos de exponer, de hecho es una de las pocas cosas que los gobernantes hacen muy bien, inventar excusas.
Mi pregunta es entonces: ¿Es momento de un cambio en el modelo político? eso sí, un cambio que reconozca los logros de “la revolución bolivariana”, sobretodo en materia social, un cambio que implique una forma eficiente de proceder y combata la corrupción, un cambio que implique la integración de todos los venezolanos y no la separación, un modelo que propicie el desarrollo de las potencialidades del país, en el que se fomente la inversión nacional e internacional, donde la educación sea el estandarte y donde se revierta la crisis de valores. Un cambio en que se reconozca que todos somos ciudadanos del mismo país a pesar de que tengamos ideas distintas.
Ese cambio a gran escala es necesario, sin embargo debemos estar conscientes que ese cambio no es suficiente, como he dicho siempre, el cambio es más profundo y debe gestarse en lo individual, todos debemos reconocer que la construcción de un mejor país depende de cada uno de nosotros, cada quien desde su posición y con la herramienta más útil que podemos usar: El trabajo duro y honesto.
Cuando el respeto, el aprendizaje, la transferencia y aplicación del conocimiento, la honestidad y el trabajo, sean lo más importante para cada uno de nosotros, llegará el momento en que tengamos lideres serios, eficientes, que no se insulten y que sobretodo respeten al pueblo que representan. Líderes reales no mesías ni reencarnaciones, que no anden rezando como monjas ni hablen con pajaritos, líderes que respeten las leyes y que cumplan con su trabajo, que sean servidores públicos y cuyas propuestas y alternativas sean siempre acordes a los intereses de todos los sectores nacionales y no solamente de un sector, líderes que sepan que con populismo y demagogia no van a ganar las elecciones.
Pero eso será en el futuro, si y solo si cambiamos profundamente y comenzamos a construir con seriedad. Por ahora solo tenemos dos opciones, ambas mediocres, populistas y muy deficientes a mi parecer. Una que continuara el proceso que ya lleva 14 años andando y del cual conocemos en detalle sus consecuencia, y otro modelo que plantea inclusión, progreso y trabajo y que tiene como principal defecto el aglutinar políticos de otras generaciones que no han tenido la dignidad de retirarse y que le hicieron muchisimo daño al pais en epocas anteriores. Sin embargo hay que estar claros en que la gestión de Henrique Capríles como alcalde, diputado y gobernador siempre ha sido reiterada por la voluntad popular, es decir que el haber sido reelecto deberia implicar una buena gestión y capacidad gerencial. En el caso del otro candidato; Nicolas Maduro es un hombre que viene del movimiento obrero y que ha ido escalando posiciones, lo que implica que conoce el sistema a fondo, sin embrago su desempeño como canciller tuvo un tono bastante gris y su principal función fue llevar los mensajes de Chávez y traer las respuestas, este hombre ha tenido el poder por mas de cuatro meses, en los cuales le mintio al pais reiteradamente respecto a la salud del presidente, endureció el discurso de separación y odio entre los venezolanos, no titubeo en devaluar la moneda en dos ocasiones y no ha demostrado ningun tipo de iniciativas (o siquiera ideas propias), con las que enfrentar los problemas mas graves que aquejan al pais.
Debemos decidir con cabeza fría, basados en los hechos y no en las promesas, también debemos reconocer que en esta constitución existen muchas herramientas para sacar del poder a aquel que no esté a la altura del compromiso, debemos creer que los gobernantes y politicos están al servicio del pueblo y NUNCA que el pueblo esta al servicio de los lideres politicos.
Enrique Sulbarán Romero